viernes, 27 de enero de 2017

Cuento tradicional de la India

“Todos tenemos grietas”
Cuento tradicional de la india
Un hombre cargador de agua de India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón; en cambio cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección, y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le hablo al aguatero:
-“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.”

El aguatero le dijo compasivamente:
-“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”. Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores a lo largo del trayecto. Sin embargo se sintió apenada porque solo quedaba dentro suyo, la mitad del agua que debía llevar.
El aguatero le dijo entonces:
-“¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener hermosos resultados.


miércoles, 11 de enero de 2017

Cuento de las cuatro velas


Cuatro velas estaban ardiendo calmadamente.
El ambiente estaba tan silencioso que se podia oír el diálogo entre ellas.

La primera dice:
Yo soy la Paz, y a pesar de mi luz, las personas
no consiguen mantenerme encendida.
En seguida, su llama, lentamente, se apagó totalmente.

La segunda dice:
Yo me llamo !
Infelizmente soy superflua para las personas.
Ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido
continuar ardiendo.
Al terminar su charla, un viento sopló levemente sobre ella,
y la llama se apagó.

Muy bajo y triste la tercera vela se manifestó:
Yo soy el Amor!
No tengo más fuerzas para arder.
Las personas me dejan de lado, porque sólo consiguen mirarse ellas mismas,
se olvidan hasta de aquellos que están a su alrededor.
Y también se apagó.

De repente, llegó un niño y vio las tres velas apagadas ...
- Qué es esto? Ustedes deben quedar encendidas y arder hasta el fin.

Entonces la cuarta vela habló:
- No tengas miedo, hijo.
Mientras yo esté encendida, podremos encender las otras velas.

Entonces el niño tomó la vela de la Esperanza
y encendió nuevamente las que estaban apagadas.

~~~

Que la vela de la Esperanza nunca se apague dentro de tí.

Ella es nuestra luz al final del túnel.
El camino de la felicidad precisa, antes, ser pavimentado con la esperanza ...