Conversar con Dios es un sonreír continuo al hermano ajado, al hermano herido, al hermano triste y aun al desabrido porque sabes bien que andará contigo incluso ante la ausencia de su amor de amigo
Hablar con Dios es fácil, agradable y puede ser permanente. Él no se impacienta, ni interrumpe, nos responde y satisface nuestras solicitudes… sólo cuando nos convienen.
A Dios podemos contarle todo sin temor a malas interpretaciones, discusiones o reprimendas. Para hablar con Él no requerimos solemnidades, formalidades o palabrería rebuscada, porque gusta de la sencillez y prefiere los hechos.
Un abrazo Pily
Su más estimada oración es vernos felices disfrutando esa bella vida que nos dio, amando a sus demás hijos, quienes también son nuestros hermanos.
1 comentario:
Hablar con Dios es fácil, agradable y puede ser permanente. Él no se impacienta, ni interrumpe, nos responde y satisface nuestras solicitudes… sólo cuando nos convienen.
A Dios podemos contarle todo sin temor a malas interpretaciones, discusiones o reprimendas. Para hablar con Él no requerimos solemnidades, formalidades o palabrería rebuscada, porque gusta de la sencillez y prefiere los hechos.
Un abrazo Pily
Su más estimada oración es vernos felices disfrutando esa bella vida que nos dio, amando a sus demás hijos, quienes también son nuestros hermanos.
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