viernes, 12 de octubre de 2012

CINCO DELFINES REMEROS


Te fuiste, marinerito,
en una noche lunada,
¡tan alegre, tan bonito,
cantando, a la mar salada!


¡Qué humilde estaba la mar!
¡Él cómo la gobernaba!
Tan dulce era su cantar,
que el aire se enajenaba.


Cinco delfines remeros
su barca le cortejaban.
Dos ángeles marineros,
invisibles, le guiaban.


Tendió las redes, ¡qué pena!,
por sobre la mar helada.
Y pescó la luna llena,
sola, en su red plateada.






Qué negra quedó la mar!
¡La noche, qué desolada!
Derribado su cantar,
la barca fue derribada.


Flotadora va en el viento
la sonrisa amortajada
de su rostro. ¡Qué lamento
el de la noche cerrada!


¡Ay mi niño marinero,
tan morenito y galán,         
tan guapo y tan pinturero,
más puro y bueno que el pan!


¿Qué harás, pescador de oro,
allá en los valles salados
del mar? ¿Hallaste el tesoro
secreto de los pescados?

                                                             
                                                ¡Ay mi niño marinero,
                                                tan morenito y galán,         
                                                tan guapo y tan pinturero,
                                                más puro y bueno que el pan!


                                      
                                        
                                     
                                                                    
Deja, niño, el salinar                        
del fondo, y súbeme el cielo
de los peces y, en tu anzuelo,
mi hortelanita del mar.

Rafael Alberti
 




2 comentarios:

kasfepy dijo...

QUISIERA SER DELFIN

Quisiera ser delfín
y navegar sin fin,
por los mares más profundos
y rozar la libertad del viento,
que me lleve a recorrer los océanos.

Y sentirme a la deriva entre mares
como los delfines,
venciendo la inmensidad de los abismos
en aguas claras y transparentes,
nadando o volando según se mire.

Tienen el don de ser felices
y están eternamente radiantes,
con su sonrisa y sus sonidos
me hacen percibir los aplausos,
que brotan de sus aletas
la alegría de estar vivos.
¡Quiero ser delfín y navegar sin fin…!

Anónimo dijo...

Hermoso poema, ojalá que apruebe